Las patologías oculares y la conducción de vehículos.

La edad puede provocar en cualquier persona el dejar de conducir o manejar por motivos de seguridad. Por otra parte tener una edad avanzada de ninguna manera significa ser un conductor o motorista peligroso. Sin embargo, la conducción puede llegar a ser especialmente difícil para una persona mayor, si el proceso normal de envejecimiento se agrava por enfermedades propias de la edad.

Condiciones médicas que afectan la conducción de vehículos

El proceso natural de envejecimiento impide que algunas personas mayores sigan conduciendo de manera segura. A menudo, los problemas médicos propios de la edad empeoran la situación.

Algunas patologías que afectan la conducción son:

  • La enfermedad de Alzheimer.
  • Los trastornos de la visión, tales como la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) y el glaucoma.
  • El uso de medicamentos.

Problemas de la visión

La degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) es una enfermedad ocular común que causa el deterioro de la mácula, el tejido localizado en la parte central de la retina.

La DMAE causa visión borrosa y puntos ciegos en el centro del campo visual de la persona. Esto produce mayor dependencia de la visión periférica, causando ver los objetos con el extremo o rabillo del ojo cuando mira hacia el frente.

La visión periférica a menudo carece de nitidez y claridad.

A diferencia de la DMAE, las diversas formas de glaucoma inicialmente son más probables que causen problemas con la visión periférica.

Los conductores con pérdida de la visión periférica pueden tener problemas para distinguir las señales de tránsito al costado de la carretera o para ver otros vehículos y peatones que están a punto de cruzarse en su camino.

A medida que el glaucoma avanza, la visión central también se deteriora.

Auto-examen para conductores

Los conductores mayores de edad deben controlar frecuentemente su forma de conducir y detectar señales que advierten sobre posibles problemas. Para ayudar a determinar si usted es un conductor seguro, marque cada una de las casillas si la pregunta le concierne a usted.

  • ¿En algunas ocasiones se pierde mientras conduce?
  • ¿Tiene problemas para distinguir las señales y reaccionar a tiempo?
  • ¿Tiene problemas para pisar el acelerador o los frenos?
  • ¿Tiene dificultad para mirar por encima de su hombro para retroceder?
  • ¿Se marea o se adormece después de tomar su medicación?
  • ¿Se pone nervioso al conducir en la carretera o por caminos que no conoce?

Si marcó alguna de las casillas, consulte a su médico para determinar si alguno de sus problemas de conducción está relacionado con la salud.

Si es así, el médico puede cambiar su medicación para que tenga menos o ningún efecto secundario.

Si usted presenta un trastorno visual, entonces someterse a una cirugía, o utilizar gafas nuevas o tomar un medicamento diferente puede resolver el problema.

Puntos a observar en conductores adultos mayores

Si usted desconfía de la habilidad de conducción de un miembro mayor de edad de la familia, salga a dar un paseo en automóvil con él o ella y preste atención a las siguientes prácticas de riesgo:

  • No reconoce ni obedece las señales de stop o los semáforos.
  • No respeta el ceda el paso, o no puede aplicarlo correctamente.
  • A menudo se pierde, incluso en rutas conocidas.
  • Se detiene al ver la luz verde o en el momento equivocado.
  • Parece no distinguir otros vehículos, transeúntes o ciclistas en el camino.
  • No presta atención a los “puntos ciegos” antes de cambiar de carril.
  • Pisa el freno o el acelerador al mismo tiempo o confunde los dos pedales.
  • Retrocede al extraviarse en una salida.

Evaluación y decisión final

El médico

Si los miembros de la familia consideran que un familiar mayor de edad no puede conducir de manera segura, deben contactar de inmediato al médico de la persona para hablar sobre el asunto.

El médico puede llevar a cabo los exámenes correspondientes y recomendar lo necesario en relación a la habilidad del individuo para seguir conduciendo.

La familia

Dado que los miembros de la familia o los amigos cercanos pasan mucho más tiempo observando la forma de conducir de una persona mayor, en teoría serían los más adecuados para evaluarla.

Sin embargo, este no es siempre el caso. Los miembros de la familia a veces pueden sentirse motivados de manera consciente o inconsciente, pasar por alto las imprudencias de conducción de una persona mayor de edad.

Confiarse en la habilidad de la persona para transportarse, el deseo de evitar el conflicto al momento de conducir, o el no reconocer el hecho de que la enfermedad del individuo esta empeorando; pueden distorsionar la evaluación de la familia con respecto a la capacidad de conducir.

Cómo manejar la situación

A pesar de todos los esfuerzos realizados, los conductores mayores de edad pueden eventualmente llegar al punto de no poder conducir de una manera segura, y es el momento para que la familia sugiera que no lo haga.

El tiempo y la forma en que la familia plantee el tema pueden determinar significativamente la reacción de la persona. Espere hasta que tenga plena atención de su ser amado en un ambiente tranquilo para hablar de sus preocupaciones por la manera de conducir.

Cuando hable de la necesidad de dejar de conducir, comprenda que la pérdida de movilidad que un vehículo representa puede ser un golpe fuerte. No poder conducir un vehículo puede ser visto como una pérdida de independencia.

Esto puede sumarse a pérdidas anteriores, tales como la muerte de un cónyuge, de amigos o de la salud. El no poder conducir a veces provoca que las personas mayores se sientan depresivas, lo que a su vez puede causar el deterioro de la salud física.

No deje de lado las preocupaciones de la persona, ni niegue que sean válidas. Reconozca que las cosas van a ser diferentes, y mencione algunas de las otras maneras que él o ella puede implementar para movilizarse.

Prepare la conversación

Los conductores mayores tienden a escuchar a los miembros de la familia cuando exponen sus inquietudes expresando sus propios sentimientos y percepciones. Para hacer esto, intente expresar su mensaje hablando en primera persona (yo) en lugar de utilizar la segunda persona (tú).

Así, decir “tú ya no puedes conducir de manera segura y no deberías hacerlo” puede sonar amenazante y que la persona asuma una actitud defensiva. Pero decir “yo estoy preocupado por tu seguridad cuando conduces” es más fácil de comprender y más difícil de negarlo. El individuo se convierte en la preocupación de la persona no su forma de conducir.

Los mensajes en segunda persona (“usted”, “tú”) se interpretan como acusatorios y autoritarios, dando a entender que quien lo expresa sabe “qué es lo mejor” y ya ha tomado la decisión por la persona.

Los mensajes en primera persona (“yo”) tienen mas probabilidad de ser percibidos amablemente y permite al individuo participar en la toma de decisiones.

Mencione ejemplos específicos de conducir peligrosamente en lugar de hacer comentarios generales sobre la habilidad de conducción del individuo.

Por ejemplo, decir “me preocupé bastante cuando no viste los vehículos que venían mientras doblabas hacia la izquierda” probablemente tendrá más efecto que decir “eres un mal conductor”.

En la imagen se ve un retrovisor de coche sobre el asfalto.

 

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