Correr para preservar la visión: Los efectos del ejercicio en la salud y función de la retina
Investigadores de la Universidad Nacional de Australiana (ANU) han identificado unos mensajes moleculares únicos en el cuerpo que podrían ser la clave para desarrollar un complemento capaz de aportar los beneficios del ejercicio físico a pacientes incapaces de realizarlo.
Los mensajes moleculares se envían al cerebro y potencialmente a los ojos inmediatamente después de hacer ejercicio.
El equipo de la ANU está investigando para comprender mejor qué impacto tienen estos mensajes moleculares en la salud de la retina, pero también en el sistema nervioso central y en enfermedades oculares como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
El profesor asociado Riccardo Natoli, jefe de investigación de Clear Vision en la ANU, dice que las moléculas podrían ser interceptadas, recodificadas y «embotelladas» en una píldora y tomadas como una vitamina.
«Los marcadores beneficiosos que se envían al sistema nervioso central durante el ejercicio se empaquetan en lo que se conoce como partículas lipídicas. Esencialmente, estamos recetando el marcador del ejercicio a aquellos que físicamente no son capaces de hacerlo.
Creemos que a medida que se envejece, la capacidad de comunicación entre los músculos y la retina empieza a perderse. Al igual que con la toma de suplementos, tal vez podamos proporcionar un suplemento genético o molecular que permita que ese proceso biológico natural continúe a medida que envejecemos.
Nuestro objetivo es averiguar qué comunican estas moléculas al cuerpo y cómo lo hacen».
Riccardo Natoli, jefe de investigación de Clear Vision en la ANU
Estos descubrimientos incluyen la importancia de los mensajes moleculares que se comunican desde el músculo esquelético al SNC. A pesar de estos avances en la comprensión, se han realizado muy pocos estudios para descifrar los beneficios moleculares del ejercicio en la salud y las enfermedades de la retina.
En este artículo se revisan los últimos trabajos sobre los efectos del ejercicio en la retina y sus efectos en el SNC, centrándonos en demostrar la aplicabilidad potencial y los mecanismos moleculares comparativos que pueden producirse en la retina. Esta revisión abarca las principales vías moleculares en las que el ejercicio ejerce sus efectos oxidativo y la salud mitocondrial; la inflamación; la agregación de proteínas; la salud neuronal; y la diafonía tisular a través de las vesículas extracelulares. La investigación sobre los beneficios del ejercicio para la retina y sus mensajes moleculares dentro de las vesículas extracelulares es de gran actualidad en este campo.
Hace tiempo que se sabe que la actividad física y el ejercicio son beneficiosos para el cuerpo humano. Los beneficios del ejercicio van desde mantener la salud y el bienestar, hasta mejorar y prevenir la patogénesis de enfermedades.
Se ha demostrado que el ejercicio mejora la patología de varias enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2, la obesidad y el cáncer.
El ejercicio regular también se está «prescribiendo» a nivel clínico como una intervención terapéutica no farmacológica para enfermedades neurodegenerativas complejas como la la enfermedad de Alzheimer (EA) y la enfermedad de Parkinson (EP).
En última instancia, esto plantea la pregunta: ¿Es el ejercicio realmente beneficioso, o es que la fisiología de los mamíferos no está adaptada evolutivamente para llevar un estilo de vida sedentario? De hecho, el diseasoma o «enfermedoma» (una red de genes y proteínas que contribuyen a la enfermedad) de la inactividad física sigue siendo un factor crítico en la aparición y progresión de muchas enfermedades crónicas.
Dados los amplios efectos beneficiosos del ejercicio observados en los trastornos del sistema nervioso central (SNC), se supone que el ejercicio proporciona beneficios no farmacológicos similares a las enfermedades degenerativas de la retina, incluyendo, entre otras, la retinopatía diabética (RD), la retinosis pigmentaria (RP), el glaucoma y la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Todas estas complejas enfermedades neurodegenerativas tienen distintas propiedades fisiopatológicas y, teniendo en cuenta éstas y las limitadas opciones terapéuticas disponibles, los beneficios del ejercicio para mitigar las patologías de la retina pueden ser de gran interés en el campo de la oftalmología.
Hay algunos datos clínicos que demuestran tanto los efectos preventivos como rehabilitadores del ejercicio para la salud de la retina. Se ha demostrado que la actividad física disminuye el riesgo de desarrollar DMAE y mejora los resultados visuales. Además, la investigación básica sobre ejercicio utilizando modelos animales preclínicos ha demostrado la protección contra la degeneración de la retina, incluso en el glaucoma, la retinopatía diabética (RD), la retinosis pigmentaria (RP) y la DMAE.
Una pregunta importante es qué ocurre a nivel molecular en el ejercicio para proporcionar esta protección a la degeneración de la retina. A nivel molecular, las primeras investigaciones revelaron que los niveles plasmáticos elevados de interleucina-6 (IL-6) tras el ejercicio, que anteriormente se consideraba una respuesta inflamatoria al daño muscular, podría atribuirse al acto físico de la contracción muscular.
Traducción: Asociación Mácula Retina
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