Cuando la visión envejece
Con el paso de los años, cuando la visión envejece, es común la aparición de diversas alteraciones visuales como la degeneración macular relacionada o asociada a la edad (DMAE o DMRE), que según la OMS es una de las causas de ceguera irreversible y de discapacidad en personas de la tercera edad.
Si la visión se vuelve borrosa y las líneas rectas se perciben onduladas o torcidas, puede ser indicativo de esta patología que va degenerando y progresivamente, va creando una mancha negra en el centro de la visión que impide ver con claridad.
El oftalmólogo especialista en retina, Fahir Durán, explica que la retina se encuentra en la parte posterior del ojo, ésta transforma la luz e imágenes en señales nerviosas que se envían al cerebro, una parte de ella llamada la mácula, hace que la visión sea más nítida y detallada.
“La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es causada por daño a los vasos sanguíneos que irrigan la mácula”, acota Durán.
Hablemos de los tipos
Degeneración macular seca: se caracteriza por la pérdida de la visión gradual. El examen oftalmológico y el fondo de ojo, revelan la presencia de depósitos subretinianos amarillentos (drusas) o irregularidades del epitelio pigmentario de la retina como hiperpigmentación o cambios hipopigmentarios, -afirma Durán- en algunos casos puede presentarse una atrofia geográfica de la retina, que afecta al centro de la mácula (fóvea) y conduce a la pérdida de la visión.
Degeneración macular húmeda: la pérdida de la visión puede llegar a ser brusca, repentina, porque se pueden presentar fugas de fluido por la membrana neovascular coroidea o sangrados al tejido subretiniano, señala el especialista.
Atentos a los síntomas
El síntoma más común en la DMAE seca es la visión borrosa y con frecuencia, los objetos en la visión central lucen distorsionados u opacos además los colores lucen desvanecidos, en muchos casos se puede tener dificultad para leer impresos o ver otros detalles, pero puede ver lo suficientemente bien para caminar o realizar la mayoría de las actividades cotidianas –asegura Durán- a medida que la enfermedad empeora, puede necesitar más luz para leer o llevar a cabo las tareas diarias, pues una mancha borrosa en el centro de la visión se vuelve gradualmente más grande y más oscura.
“En las fases tardías, es posible que usted no sea capaz de reconocer las caras hasta que las personas estén cerca” acota.
El síntoma inicial más común de la DMAE húmeda es que las líneas rectas aparecen torcidas y onduladas, además puede haber una pequeña mancha oscura en el centro de la visión que se vuelve más grande con el tiempo, explica el oftalmólogo.
Con ambos tipos de DMAE, la pérdida de la visión central puede presentarse muy rápidamente. “Si esto ocurre, se necesita urgentemente la evaluación de un oftalmólogo, es importante verificar que el profesional tenga experiencia en el tratamiento de problemas de retina” asegura Durán.
Conoce las causas
Según el especialista entre las principales conocidas según estudios realizados están:
- Daño oxidativo.
- Acumulación de lipofuscina.
- Inflamación crónica del tejido de la retina.
- Mutaciones en el sistema de complemento.
Factores de riesgo
Durán destaca los factores que condicionan el padecimiento de esta enfermedad:
- Edad (mayores de 60 años).
- Personas de raza blanca.
- Malos hábitos como: tabaquismo, consumo de grasas artificiales o comida rápida y obesidad.
Estos potencian su aparición:
- Pacientes con errores refractivos como la hiperopia.
- Antecedentes familiares.
- El color del iris claro como los de color azul, tienen un riesgo más elevado de padecer la enfermedad.
- La exposición a algunos tipos de luz ultravioleta.
Evita complicaciones
El oftalmólogo indica que a pesar de no existir un tratamiento curativo, si se puede detener el avance de la patología en sí.
“El uso de multivitamínicos puede disminuir la progresión de la enfermedad, se recomienda la ingesta diaria de vitamina C, E, beta caroteno, óxido de zinc, y óxido cúprico, para prevenir la anemia inducida por el zinc”, afirma.
Se puede emplear la terapia fotodinámica (LASER), y las inyecciones intravítreas que disminuyen los eventos inflamatorios” añade.
Test de la rejilla de Amsler
La rejilla de Amsler es un sencillo test que se utiliza para evaluar la visión e identificar la DMAE, consiste en un recuadro compuesto por un enrejado de líneas rectas idénticas y paralelas que tiene un punto en el medio.
Para hacer el test se debe colocar la rejilla aproximadamente a unos 30 o 40 centímetros de los ojos y fijar la mirada en el punto central tapando alternativamente cada ojo sin ejercer presión. Las personas que usen lentes para leer deben colocárselos para realizar correctamente la prueba.
La persona afectada por DMAE no ve las líneas rectas sino onduladas, deformadas, blanquecinas, turbias e incluso como si le faltaran trozos al enrejado, y el punto central como si fuese una mancha en mitad del recuadro.
Detéctalo precozmente
El especialista explica que a pesar que no se puede evitar la enfermedad porque no se conoce todavía el mecanismo exacto que la produce, sí existen varias hipótesis de su fisiopatología y en base a ellas se realizan los tratamientos que están aprobados por los organismos internacionales para tratar y detener su progresión de una manera efectiva.
Según Durán esta patología se puede diagnosticar desde los 45 y 50 años al realizar el examen de fondo de ojo donde el oftalmólogo, capacitado como el retinólogo detectará los principales y primeros signos en la retina del paciente como las Drusas (Depósitos subretinianos amarillentos).
Al determinar de forma precoz la DMAE se puede mantener la visión por muchos años; algunos otros paciente de mayor edad o al envejecer progresarán a etapas más avanzadas de la enfermedad, como parte de la historia natural de la misma”, señala Durán.
La DMAE causa alteraciones en la independencia, la salud física, emocional y social del paciente, -explica Durán- pues produce importantes limitaciones en las tareas propias del día a día, su autonomía se ve mermada porque debe permanecer bajo vigilancia o cuidados de un ser querido reduciendo así su calidad de vida, de allí radica la importancia de la detección temprana.
Es indispensable crear conciencia sobre esta enfermedad para mejorar la calidad de vida de los pacientes. “Logrando una difusión de su conocimiento conseguiremos una normalización de la enfermedad y la extensión de hábitos adquiridos por parte de la sociedad, lo que facilitará el día a día de los pacientes”, concluye el oftalmólogo especialista en retina, Fahir Durán.
En la imagen, un hombre mayor con gafas conduciendo un coche.