Invertir en curar la ceguera: un cuantioso beneficio para toda la sociedad.
El tratamiento para la causa principal de la ceguera genera miles de millones de dólares en valor para la sociedad.
Investigadores de la University of Southern California han desarrollado un modelo económico para cuantificar los beneficios del tratamiento de la degeneración macular húmeda relacionada con la edad (DMAE), la principal causa de ceguera en los países occidentales. Su trabajo es un avance en la forma en que los oftalmólogos auditan sus prácticas para definir el valor de los tratamientos modernos, tanto para los pacientes como para la sociedad en general.
El estudio, dirigido por Karen Mulligan, doctora de la Escuela de Políticas Públicas Sol Price y el Centro Schaeffer de Política y Economía de la Salud de la Universidad de California, Seth Seabury, director de la Iniciativa Keck-Schaeffer para Políticas de Salud de la Población, y Mark Humayun, doctor en medicina, director del Dr. Allen and Charlotte Ginsburg Institute for Biomedical Therapeutics y codirector del USC Roski Eye Institute, fue publicado el 14 de noviembre en el Journal of the American Medical Association (JAMA).
Esta investigación representa el primer análisis para comparar cuantitativamente los beneficios económicos de las inyecciones terapéuticas para la DMAE húmeda con sus costes y evaluar el valor que aportan a la sociedad. El modelo de los investigadores demostró que el tratamiento de la DMAE húmeda puede generar entre 5.100 y 8.200 millones de dólares en beneficios para los pacientes y entre 900 y 3.000 millones de dólares en beneficios para la sociedad en tres años, sobre la base del valor de las ganancias de la visión por sí solas, sin incluir otros beneficios potenciales como la reducción de los gastos médicos o la carga para los cuidadores. Estas cifras nos indicarán si las innovaciones futuras en la asistencia sanitaria pueden aumentar las tasas de inicio y de adherencia al tratamiento.
Cuantificación del valor terapéutico
La degeneración macular húmeda relacionada con la edad es una forma progresiva de ceguera causada por el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos debajo de la retina. Una molécula llamada factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF, por sus siglas en inglés) impulsa esta formación de vasos sanguíneos, y los médicos pueden tratar la enfermedad con una terapia dirigida contra esa molécula para bloquear el crecimiento de los vasos sanguíneos y restaurar la visión de los pacientes por un plazo de hasta cinco años.
La terapia anti-VEGF es altamente satisfactoria cuando se inyecta en el ojo con regularidad, sin embargo, muchas personas con DMAE húmeda nunca inician la terapia y los estudios basados en los asegurados de Medicare han demostrado que aproximadamente el 53-58% de los pacientes con DMAE húmeda que reciben tratamiento interrumpen el tratamiento durante el primer año.
El costo, el miedo a las molestias relacionadas con la inyección y el proceso del seguimiento que consume mucho tiempo contribuyen a este problema, lo que hace que muchos médicos modifiquen los calendarios del tratamiento para reducir al mínimo el número de inyecciones que un paciente tiene que recibir, sin comprometer drásticamente la eficacia.
Encontrar el equilibrio entre proporcionar suficiente tratamiento y minimizar la carga sobre los pacientes puede ser complicado, y hasta ahora se hacía aún más difícil por el hecho de que nadie había cuantificado previamente los beneficios que la terapia anti-VEGF proporciona a los pacientes y a la sociedad a cambio de los costes asociados con el tratamiento. En una época en la que el gasto en atención sanitaria está creciendo a un ritmo insostenible y en la que los responsables de la formulación de políticas están tratando de reducir los costes siempre que es posible, esta situación pone de relieve la importancia de cuantificar qué terapias son más rentables.
Otras especialidades han iniciado un movimiento para cuantificar el valor del tratamiento y comparar los beneficios con los costos, lo que ha llevado a Humayun a ayudar a ser pionero en este cambio de paradigma en oftalmología al asociarse con expertos en políticas públicas como Mulligan y Seabury para auditar sus métodos.
Una impresionante amortización de la inversión
Humayun y su equipo comenzaron a revisar la literatura científica y a acumular datos de modelos de pacientes con DMAE húmeda tratados con terapia anti-VEGF. Tradujeron los cambios en la agudeza visual de los pacientes a lo largo del tiempo a «Años de Vida Ajustado por Calidad» (AVAC), que es una valoración económica que refleja tanto la cantidad como la calidad de los años vividos y que podría utilizarse como variable en el modelo económico del equipo.
«Nuestro modelo supone que una persona con una visión perfecta de 20/20 tiene una calidad de vida que está valorada en 150.000 dólares por un solo año», explica Mulligan, haciendo referencia a un valor de uso común en la economía de la salud. «Para una persona a la que se le diagnostica DMAE húmeda, su visión es peor, lo que refleja que su calidad de vida está valorada en unos 105.000 dólares durante un solo año», continúa diciendo. «Sin embargo, si son tratados con anti-VEGF, sus ganancias de visión se traducen en casi $11,000 en valor después de un año. Dicho de otra manera, un paciente con DMAE húmeda estaría dispuesto a pagar $11,000 por la mejoría en la calidad de vida asociada con una mejor visión desde el primer año de tratamiento anti-VEGF».
El modelo reflejaba múltiples escenarios de tratamiento, todos ellos comparados con un grupo de control «Sin tratamiento«: pacientes del grupo de «Inyecciones menos frecuentes» que recibían aproximadamente ocho inyecciones al año, los del grupo de «Inyecciones más frecuentes» que recibían un promedio de 10,5 inyecciones al año (un número más cercano a las sugerencias de tratamiento con la indicación del fármaco), y varios escenarios de innovación de tratamiento diferentes para reflejar los beneficios que podrían obtenerse si un mayor número de pacientes iniciaran y siguieran con el tratamiento.
Después de crear este modelo, el equipo lo utilizó para simular una serie de posibles resultados de pacientes basados en cada escenario y comparó los beneficios de cada resultado con sus costos asociados.
Sus conclusiones apuntan abrumadoramente a los enormes beneficios económicos que las terapias anti-VEGF aportan a los pacientes y a la sociedad en su conjunto, incluso a la luz de los costos relativamente altos de los medicamentos. Por ejemplo, un solo paciente que recibe inyecciones menos frecuentes durante un período de cinco años puede beneficiarse de aproximadamente 49.558 dólares en ganancias económicas, y un paciente que recibe inyecciones más frecuencia durante ese período podría contar 84.873 dólares en beneficios de una mejor calidad de vida.
El estudio refuerza aún más la necesidad de aumentar el número de inyecciones por año, siempre y cuando los pacientes respondan bien y experimenten mejoras importantes en la visión con el tratamiento. Su análisis demuestra que recibir inyecciones con menor frecuencia acumula 873 millones de dólares en valor para toda la población en tres años, mientras que las inyecciones con más frecuencia añaden 2.100 millones de dólares al valor social en tres años, incluso después de tener en cuenta los costos más altos al realizar más inyecciones.
Es importante destacar que las innovaciones para mejorar la adherencia al tratamiento podrían generar entre 1.200 y 3.700 millones de dólares adicionales en beneficios para los pacientes y entre 59 y 1.300 millones de dólares en valor social en comparación con los escenarios de tratamiento actuales, lo que pone de relieve el hecho de que cuando los pacientes siguen el tratamiento necesario, tanto los individuos como la sociedad en su conjunto pueden beneficiarse de los beneficios.
Los investigadores también demostraron que si el 100% de los pacientes que necesitaban terapia iniciaran el tratamiento y sólo el 6% lo abandonara al cabo de 1 año (la tasa de abandono en los datos de los ensayos clínicos), los pacientes podrían beneficiarse de un 42% más en comparación con simplemente mejorar la adherencia al tratamiento y un 89% más de lo que se benefician del modelo actual de «menor número de inyecciones«.
De hecho, en este «caso más favorable«, que refleja las altas tasas tanto de aceptación como adherencia al tratamiento, los beneficios en tres años podrían llegar a ser de entre 9.700 y 15.000 millones de dólares, dependiendo de si los pacientes reciben inyecciones con más o menos frecuencia, respectivamente.
Finalmente, el equipo señaló que si bien los políticos a menudo desprecian los altos costos de los tratamientos anti-VEGF (en 2015, la Parte B de Medicare (Seguro médico) pagó 3.000 millones de dólares sólo para dos tratamientos anti-VEGF), el equipo demostró que depender más de un tipo menos costoso de medicamento anti-VEGF, conocido como bevacizumab, podría reducir los costos para toda la población entre 1.800 millones de dólares y 2.200 millones de dólares en tres años. Estas constataciones apuntan a la importancia de usar la economía para cuantificar el valor de las diferentes terapias y auditar las prácticas habituales en oftalmología para optimizar la forma en que los médicos abordan el tratamiento de una manera que beneficie a los pacientes y a la sociedad en general.
Traducción: Asociación Mácula Retina.
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