Omega 3, una grasa esencial para la salud.
El cuerpo necesita grasa para funcionar correctamente, pero de la buena. Y el omega 3 pertenece a ese grupo. Su consumo se ha relacionado con una mejor salud cardiovascular: disminuye los triglicéridos, puede contribuir a mantener los niveles normales de colesterol, tiene un efecto hipotensor y actúa como vasodilatador. Otros estudios han asociado su ingesta con un efecto protector a nivel neurológico e incluso en problemas oculares como la retinopatía o la degeneración macular.
Para que se hagan una idea de su importancia en la dieta humana, una investigación publicada recientemente en «Scientific Reports», y en la que han participado investigadores de la Universidad de Almería, asegura que el omega-3 de la grasa del bisonte fue esencial para la supervivencia de los cazadores humanos del Paleolítico y Mesolítico.
Pero volvamos al siglo XXI. Hoy en día la fuente principal de estos ácidos grasos indispensables es el pescado azul (salmón, caballa, atún, sardinas, boquerones), aunque también está presente, en menor proporción, en pescados blancos, aceites vegetales, nueces y verduras.
«Con dos raciones de pescado azul a la semana podemos adquirir la cantidad necesaria de ácidos grasos omega 3 para mantener un buen estado de salud», explica el doctor Camilo Silva, endocrinólogo de la Clínica Universidad de Navarra.
Suplementos
Parece fácil de cumplir, pero la realidad es que actualmente estamos tomando mucho más omega 6 que omega 3, una relación desproporcionada.
«Cada vez se toma menos pescado y hemos cambiado el consumo de verduras por las carnes, de forma que aumenta la ingesta de grasa saturada y omega 6, que hay que comerlo, pero no tanto, y disminuye el omega 3», señala la doctora María Elisa Calle, coordinadora del Comité Científico del Programa Alimentación y Salud de la Fundación Española del Corazón (PASFEC).
Este desequilibrio
«puede favorecer los estados inflamatorios, que están detrás de la enfermedad cardiovascular, obesidad o las enfermedades reumatológicas», sugiere el doctor Silva.
Para corregirlo, los expertos abogan por la dieta mediterránea, basada en el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales, pescados y aceite de oliva (rico en omega 9), y dejar la carne para «de vez en cuando». Hoy en día encontramos en el supermercado multitud de alimentos fortificados con omega 3, pero «si se sigue una buena dieta mediterránea, no son necesarios», apunta Jesús Román, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca).
Sólo tendrían interés en personas que
«apenas consumen pescado y además poca verdura o frutos secos», matiza.
También pueden suponer una ayuda en algunos casos de personas con más riesgo cardiovascular, pero en general lo que hace falta es llevar una alimentación adecuada. «Si las personas no modifican su dieta, que no crean que por tomar medio vaso de leche o yogur suplementados ya no van a tener problemas», asegura la doctora María Elisa Calle. Respecto a los suplementos de omega 3 en pastillas, es una cuestión que debería estar sometida a juicio del médico.
Imagen: ABC Un cardumen de atunes en el mar Mediterráneo