La terapia conductual previene la depresión que causa la pérdida de visión

Combinar la terapia ocupacional para que las personas mayores se adapten a la disminución de la visión con la terapia conductual para evitar que se aíslen previene la depresión.

La degeneración macular asociada con la edad (DMAE) induce la disminución visual en el centro de la retina. Esto hace que la persona use sólo la visión periférica y no pueda realizar actividades como leer o conducir un automóvil.

La mayoría no recupera la visión y hasta un 30 por ciento desarrolla depresión clínica, según indican los autores de un nuevo estudio publicado en Ophthalmology.

«La visión es el primer sentido con el que la persona se conecta con el mundo. Cuando la DMAE compromete ese sentido, el individuo se desconecta del entorno», dijo el autor principal,doctor Barry W. Rovner, del Hospital de Neurociencias Jefferson en Filadelfia. «No me sorprende que eso cause depresión».

Con su equipo observó que la rehabilitación visual y la terapia conductual aliviaban esa depresión aun en los mayores de 80 años. Los autores estudiaron a 188 pacientes con DMAE y algunos síntomas de depresión que consultaron dos veces a un optometrista para realizar un control visual.

A todos se les indicó un dispositivo de asistencia visual, como una lupa.

El equipo organizó a los pacientes, que tenían 84 años en promedio, en dos grupos: uno recibió seis visitas a domicilio de un asistente social en ocho semanas (terapia social) para conversar sobre cómo es vivir con visión reducida y acceder a contención emocional, mientras que el otro grupo tuvo las mismas visitas, pero de un terapeuta ocupacional, que les sugería cómo mejorar las condiciones visuales en el hogar (modificar la iluminación, utilizar cintas reflectivas, etcétera).

En esa terapia de «activación conductual», el terapeuta ocupacional también ayudó a los pacientes a definir metas en las actividades que deseaban retomar y para aumentar sus relaciones sociales, además de darles consejos prácticos, como dividir las tareas grandes en pequeñas etapas más fáciles de manejar.

«Muchos participantes no salían de sus casas por temor a caerse o perderse y estaban más aislados», contó Rovner. «El terapeuta ocupacional los ayudó a definir estrategias para reinsertarse en el mundo».

Cuatro meses antes del estudio, 18 integrantes del grupo tratado con terapia social había desarrollado un trastorno depresivo, comparado con 11 participantes del grupo tratado con la activación conductual.

Ningún grupo rindió más que el otro en las evaluaciones de calidad de vida con las terapias, pero el doctor Joseph Eichenbaum, oftalmólogo especializado en disminución visual geriátrica del Hospital Mount Sinai, Nueva York, opinó que eso no significa que la estrategia no sea eficaz.

«El estudio no aporta nada nuevo, pero demuestra que se pueden obtener resultados aceptables con la terapia conductual y la asistencia visual», agregó.

Eichenbaum, que no participó del estudio, explicó que el tratamiento demora más de cuatro meses en mejorar la calidad de vida. La depresión que causa la disminución visual profunda, que es similar a la que produce la muerte de un amigo o un esposo, no responde adecuadamente a los antidepresivos u otros fármacos.

Aseguró que lo mejor es la adaptación física al cambio y la modificación de la conducta, que no todos pueden lograrlo. Dijo que algunos sienten vergüenza porque perdieron capacidad visual o tienen que utilizar una lupa, pero que ese tipo de dispositivos ayudan a recuperar algo de funcionalidad.

Dado que ambas terapias se realizan en el hogar, Rovner consideró importante destacar que el alivio de la depresión observado en el grupo tratado con activación conductual debería atribuirse a algo más que al aumento de la atención.

FUENTE: Ophthalmology
Traducción: El economista.
Imagen: Vincent Van Gogh (Eternity’s Gate) Sorrowing Old Man

 

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