La genética, clave.

Aunque la herencia no es un determinante único en lo que respecta a nuestra salud, constituye una base importante en su evolución y en el desarrollo de determinadas patologías entre las que se encuentra un importante grupo de problemas oculares que van desde dolencias comunes como la miopía hasta otras de mayor gravedad como el glaucoma o la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad).

En la actualidad, diferentes estudios de genética ocular apuntan que hasta un 60 por ciento de las enfermedades visuales tiene raíz genética.
La herencia genética en la transmisión de enfermedades puede manifestarse de dos maneras: los casos en que el problema de salud se transmite de forma directa y aquellos en los que lo que se hereda es la predisposición a padecerlos.

Por lo tanto, el doctor Fernando Llovet, director médico de Clínica Baviera, destaca la importancia de

«realizarse revisiones periódicas y el estudio de los antecedentes familiares como principal herramienta tanto para frenar la evolución de ciertas patologías como para evitar el desarrollo de otras».


«Una persona con antecedentes familiares de este tipo de problemas oftalmológicos debería ser más estricta con las revisiones y con el cuidado de su salud visual», señala el doctor Llovet que, además, recuerda que «según la OMS, la prevención evitaría un 80 por ciento de los casos de ceguera en el mundo».

Entre las principales enfermedades oculares con carácter hereditario se encuentran el glaucoma, segunda causa de ceguera según la OMS, y en la que la herencia genética influye hasta en un 30 por ciento de los casos; algunos tipos de cataratas; la DMAE; o la retinosis pigmentaria. Asimismo, problemas refractivos como la miopía y la hipermetropía también es más frecuente que aparezcan en aquellos casos en los que uno o dos de los progenitores los padecen. La herencia genética también está demostrada en el estrabismo y el daltonismo.

 

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