El pasado 15 de septiembre de 2015 se desarrolló en el Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo,
la Jornada de información y debate organizada por la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), la Asociación Visión España y la Asociación Mácula Retina con la colaboración de la Sociedad Española de Glaucoma, la Sociedad Española de Oftalmología, la Sociedad Española de Retina y Vítreo, la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid y el Real Patronato de la Discapacidad.

El objetivo de esta jornada es informar y concienciar sobre las necesidades sociosanitarias de las personas con problemas de baja visión, que actualmente afecta en España a casi un millón de personas.

Esta cifra podría aumentar en los próximos años, debido al envejecimiento de la población, a la vez que también podría aumentar el número en otras patologías a las que afecta y a las que se asocia como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el edema macular diabético (EMD), las retinopatías diabéticas (RD) o la miopía magna, entre otras. Todas ellas tienen en común el hecho de que las personas que la padecen tienen una pérdida de agudeza visual o una reducción de su campo visual.

De esta forma, el impacto económico y sociosanitario de los pacientes con baja visión es claro tanto para el propio sistema como para el paciente. En el caso de los pacientes con diabetes, los impulsores de esta iniciativa afirman que “estos son más estrictos con el cumplimiento de las pautas esenciales como el suministro de insulina y revisiones oftalmológicas que con las relacionadas con el estilo de vida saludable, como seguir una dieta adecuada o hacer ejercicio físico”.

Además, un 34% de los pacientes se han desplazado como mínimo una vez a otra comunidad autónoma para recibir tratamiento, dado que ciertos tratamientos no están incluidos en la cartera de servicios públicos, con la consiguiente repercusión económica para el paciente que tiene que asumir.

En cuanto a la relación entre médico y paciente, se extrae del estudio que el profesional sanitario tiende a no prescribir la rehabilitación como parte del tratamiento de la baja visión. Los datos así lo demuestran, actualmente un 69,2% de los pacientes no recibe rehabilitación visual, terapia de especial importancia para retomar sus actividades básicas, frente al 7,7% que realiza la misma porque su médico se lo indicó. Respecto al propio paciente, al 30% le gustaría contar con más información sobre su deterioro de visión donde, según la asociación de pacientes, el médico es la fuente de información más consultada.

Por último, el ámbito de la vida que los pacientes con baja visión consideran más afectado es el laboral, donde un 66% afirma que les perjudica bastante o mucho. Respecto a esto, un 44% ha estado de baja laboral como consecuencia de su enfermedad ocular.

A la vista de estos datos, FEDE, Visión España y Mácula Retina quieren impulsar una serie de propuestas que promuevan el diagnóstico precoz de la baja visión, el desarrollo, seguimiento y evaluación de planes de salud ocular integral en las CC.AA., así como desarrollar iniciativas de educación sanitaria a pacientes y sensibilizar a la sociedad, para reducir el impacto de la baja visión y sus consecuencias.