Científicos españoles han diseñado un biomaterial híbrido (formado por sustancias orgánicas e inorgánicas) capaz de neutralizar la inflamación que causa la degeneración macular, una enfermedad que provoca una progresiva pérdida de la visión central y que afecta sobre todo a mayores de 60 años.
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la primera causa de ceguera en la población anciana mundial.
Esta enfermedad afecta a la mácula, una parte del ojo situada en el centro de la retina y cuya degradación no causa ceguera total pero hace que la visión pierda nitidez y se vuelva turbia y borrosa.
Existen dos tipos de degeneración macular: la «seca», que afecta al 90 por ciento de los pacientes y se caracteriza por la formación de drusas, unos pequeños depósitos de material extracelular que se acumulan bajo la retina, y la «húmeda», la variante más agresiva que provoca el crecimiento anormal de vasos sanguíneos bajo la mácula.
El tabaquismo, la obesidad y los antecedentes genéticos son los factores más comunes entre las personas que padecen esta enfermedad.
Y aunque las dietas ricas en antioxidantes durante al menos cinco años pueden reducir el riesgo de desarrollar la DMAE seca hasta en un 25 por ciento, ninguna de las dos variantes tiene cura.
Actualmente, los únicos tratamientos para la degeneración macular son la cirugía láser (para destruir los vasos sanguíneos frágiles), las terapias fotodinámicas, que inyectan una droga que retrasa la pérdida de visión, y las inyecciones de medicamentos mensuales, tres opciones «agresivas» y que «merman mucho la calidad de vida del paciente», explica a los periodistas la investigadora del Instituto de Cerámica y Vidrio (ICV) del CSIC, Berta Moreno.
Esta científica forma parte del proyecto BIODMAE «Biomateriales para la modulación y la inflamación que causa la degeneración macular asociada a la edad», financiado por la Obra Social «la Caixa» y por la Fundación General CSIC.
Este equipo de investigación, coordinado por la química del ICV Eva Chinarro, ha diseñado un nuevo tipo de material, formado por un tipo de plástico (polimetilmetacrilato) y un material cerámico, el óxido de Titanio, que neutralizan la inflamación de los vasos sanguíneos del ojo que provocan esta degeneración.
El nuevo material, que se está ensayando en el ICV está siendo probado también en el Instituto de Ingeniería Biomédica (INEB) de Portugal, en un bioreactor que recrea el ámbito interno del ojo y que permite poner en contacto el óxido de Titanio con un cultivo de células y otros compuestos químicos para probar su eficacia.
Tras casi tres meses de ensayos, la «membrana» formada por el polimetilmetacrilato y el óxido de Titanio está dando unos resultados «esperanzadores», ya que «está cumpliendo su función sin generar ningún tipo de rechazo», asegura Berta Moreno.
Si en los próximos meses los resultados de las pruebas ‘in vitro’ que se realizan en Portugal son positivos, se podría pasar a la siguiente fase, la preclínica, que consistiría en probar en animales este nuevo material que podría implantarse en el fondo del ojo y que supondría el fin de los tratamientos actuales que son de larga duración y cuyos efectos secundarios afectan a los tejidos sanos, advierte la responsable del estudio, Eva Chinarro.
De momento, habrá que esperar hasta que finalice el proyecto BIODMAE, a finales de este año, pero «el futuro es muy prometedor», subraya la doctora Moreno.
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