Inhibidor de la ferroquelatasa agente antiangiogénico para patologías oculares neovasculares
El laboratorio Corson del Departamento de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana ha desarrollado el primer inhibidor farmacológico de la ferroquelatasa, lo que abre el camino a una nueva clase de posibles fármacos para tratar las enfermedades oculares neovasculares.
El laboratorio, dirigido por el doctor Tim Corson, está especializado en el estudio de la neovascularización ocular, o crecimiento anormal de los vasos sanguíneos en el ojo, que es una característica clave de enfermedades como la degeneración macular asociada a la edad, la retinopatía diabética y la retinopatía del prematuro. La enzima ferroquelatasa se encarga de fabricar hemo (el hemo es el pigmento rojo que se encuentra en la sangre, pero las células utilizan el hemo de muchas maneras); y la actividad de la ferroquelatasa es importante para el crecimiento anormal de nuevos vasos sanguíneos asociado a estas importantes enfermedades causantes de ceguera.
En 2017, el laboratorio Corson descubrió la ferroquelatasa como mediador de la angiogénesis ocular. Desde entonces, los investigadores han estado trabajando para encontrar nuevas formas de inhibirla.
Ahora, han descubierto nuevas sustancias químicas que también podrían ser el comienzo de una nueva clase de fármacos. Estas sustancias químicas también serán herramientas útiles para seguir explorando la ferroquelatasa.
Los resultados se han publicado en la revista científica Cell Chemical Biology.
«Con mucho trabajo por hacer en el futuro, nuestros inhibidores de la ferroquelatasa podrían tener la oportunidad de convertirse en terapias para enfermedades oculares caracterizadas por un crecimiento anormal de los vasos sanguíneos, especialmente la degeneración macular húmeda relacionada con la edad, pero también la retinopatía diabética proliferativa, la retinopatía del prematuro y otras», dijo Corson.
El equipo de investigación examinó miles de sustancias químicas para conocer su capacidad de bloquear la actividad de la ferroquelatasa y optimizó algunas mediante ensayos bioquímicos y celulares. Una de las sustancias químicas resultó ser una terapia eficaz en un modelo de ratón con características de degeneración macular húmeda relacionada con la edad.
Ahora, el laboratorio espera seguir trabajando en esta línea haciendo que los productos químicos sean más potentes y realizando más evaluaciones para asegurarse de que no son tóxicos. A partir de ahí, los investigadores de Corson pueden explorar la mejor manera de administrarlos terapéuticamente en el ojo.
«Para evitar la pérdida de visión, los pacientes con estas enfermedades suelen necesitar inyecciones en los ojos y, aun así, no todos los pacientes responden a esas terapias», explica Corson. «Por lo tanto, resultan atractivas las nuevas estrategias para bloquear el crecimiento de los vasos sanguíneos que podrían administrarse por vías como el colirio».
El laboratorio de Corson también utilizará inmediatamente las sustancias químicas como potentes herramientas en los estudios de laboratorio en curso sobre el funcionamiento de la ferroquelatasa para regular el crecimiento de los vasos sanguíneos.
Este proyecto fue una gran colaboración internacional entre investigadores del Instituto Oftalmológico Marilyn y Eugene Glick y otros de todo el mundo.
Kamakshi Sishtla, analista de investigación del laboratorio Corson de Indianápolis, fue la autora principal del estudio en Cell Chemical Biology. También contribuyeron los grupos del químico farmacéutico surcoreano Seung-Yong Seo, de la Universidad de Gachon, y del especialista en Biología Estructural Soo Jae Lee, de la Universidad Nacional de Chungbuk.
La financiación incluye una beca de investigación sobre la degeneración macular de la Fundación BrightFocus, así como subvenciones de los Institutos Nacionales de Salud y de la Fundación Nacional de Investigación de Corea.
Autor: Caitlin VanOverberghe
Traducción: Asociación Mácula Retina
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