La DMAE con depósitos drusenoides subretinianos (DDS) está fuertemente asociada a la enfermedad cardíaca y al ictus

Los pacientes con una forma específica (depósitos drusenoides subretinianos) de degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una de las principales causas de ceguera en Estados Unidos, corren un considerable riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares e ictus, según un nuevo estudio del New York Eye and Ear Infirmary of Mount Sinai. Este estudio, publicado en el número de julio de la revista Retina, es el primero que demuestra una relación entre estos problemas.

Durante las últimas tres décadas, los investigadores han sugerido una asociación entre la DMAE y las enfermedades cardiovasculares, pero hasta ahora no había datos concluyentes al respecto. Nuestro equipo de retina respondió a esta importante cuestión centrándose en dos variedades diferentes de DMAE que pueden verse con imágenes avanzadas de la retina. Descubrimos que sólo una forma de DMAE, la que presenta depósitos drusenoides subretinianos, está estrechamente relacionada con enfermedades vasculares de alto riesgo, y la otra forma, conocida como drusas, no. Si los oftalmólogos diagnostican o tratan a alguien con la forma específica de DMAE con depósitos drusenoides subretinianos, pero que por lo demás parece estar bien, ese paciente puede tener una importante enfermedad cardíaca no detectada, o posiblemente una estenosis de la arteria carótida que podría provocar un ictus. Prevemos que en el futuro, como norma de atención mejorada, se considerará la posibilidad de remitir a estos pacientes a un cardiólogo para que los evalúe y posiblemente los trate.»

R. Theodore Smith, MD, PhD, Autor principal, Profesor de Oftalmología, Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai

 

La DMAE es la principal causa de discapacidad visual y ceguera en las personas mayores de 65 años y es el resultado de un deterioro de la zona central de la retina, llamada mácula, que es la responsable de la visión para leer y conducir. Una de las principales formas de DMAE precoz son las drusas, en las que se forman pequeños depósitos de colesterol amarillo en una capa bajo la retina. Pueden privar a la retina de sangre y oxígeno, provocando la pérdida de visión. La formación de drusas se puede ralentizar con una suplementación vitamínica adecuada.

La otra forma importante de DMAE temprana es la presencia de depósitos drusenoides subretinianos (DDS), que es menos conocida y requiere imágenes retinianas de alta tecnología para detectarla. Estos depósitos también están formados por lípidos grasos y otros materiales, pero se forman en una capa diferente debajo de las células de la retina sensibles a la luz, donde también están asociados a la pérdida de visión.

En la actualidad, no se conoce ningún tratamiento para los DDS.

Los investigadores del Monte Sinaí analizaron a 126 pacientes con DMAE mediante una tomografía de coherencia óptica (OCT), un avanzado sistema de obtención de imágenes que proporciona exploraciones transversales de alta resolución de la retina. Los pacientes también respondieron a cuestionarios sobre su historial de salud, incluidas las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares. De los pacientes del estudio, 62 presentaban DDS y 64 tenían drusas; 51 de los 126 pacientes totales (el 40 por ciento) declararon tener una enfermedad cardiovascular o un ictus anterior, y la mayoría (el 66 por ciento) de esos pacientes tenían DDS. Por el contrario, de los 75 pacientes que no tenían una enfermedad cardíaca o un ictus conocidos, relativamente pocos (el 19%) tenían DDS. En términos estadísticos, los pacientes con enfermedades cardiovasculares o ictus tenían tres veces más probabilidades de sufrir un DDS que los pacientes sin ellas.

Los investigadores sugirieron que la enfermedad cardíaca y vascular subyacente probablemente afecten a la circulación sanguínea en el ojo, lo que provocaría los DDS bajo la retina y, en última instancia, la pérdida de visión y la ceguera.

«Creemos que la mala circulación ocular que provoca los DDS es una manifestación de una enfermedad vascular subyacente. Esto tiene importantes implicaciones para la salud pública y puede facilitar el cribado de la población y la detección de esta enfermedad de gran impacto», explica el autor Jagat Narula, MD, PhD, Decano Asociado de Asuntos Globales y Profesor de Medicina (Cardiología), y Radiología, en la Escuela de Medicina Icahn en el Monte Sinaí. «Vistos en una clínica oftalmológica, estos pacientes deberían ser invitados a consultar a un cardiólogo. Por otra parte, si se comprueba clínicamente en estudios prospectivos, los DDS podrían ser un marcador de riesgo de enfermedad vascular subyacente en pacientes asintomáticos de atención primaria o de una clínica de cardiología. La relación temporal entre los DDS y la enfermedad macrovascular también deberá establecerse en estudios prospectivos que están actualmente en curso».

Los investigadores también recogieron muestras de sangre de los pacientes, y los resultados muestran que los factores de riesgo genéticos también pueden desempeñar un papel en los casos de DDS, además de las causas vasculares. En concreto, descubrieron que el gen ARMS2 actuaba de forma independiente a la enfermedad vascular para causar la DDS en algunos pacientes.

«Este estudio demuestra además que la DMAE no es una afección única o una enfermedad aislada, sino que a menudo es una señal de mal funcionamiento sistémico que podría beneficiarse de una evaluación médica específica, además de la atención oftalmológica localizada», afirma el doctor Richard B. Rosen, jefe del Servicio de Retina del Sistema de Salud del Monte Sinaí. «Nos ayuda a dar un paso más para desentrañar el misterio de esta horrible patología que priva a tantos pacientes del placer de una buena visión durante sus últimos años».

La DMAE con depósitos drusenoides subretinianos (SDD) está fuertemente asociada a la enfermedad cardíaca y al ictus

Traducción: Asociación Mácula Retina

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